"Enganxam en un cuadre" (pégame en un cuadro) es un ruego puesto en boca de todos y cada uno de los elementos que han caído en mis manos. Digamos que la súplica continuaría más concreta: "¡Dame un valor, córtame, tíñeme, fraccióname, pero úneme a otros, reutilízame, transfórmame!"
Estos elementos, procedentes de la realidad más cotidiana, por sí solos parecen carecer de valor alguno. Cuando han de estar ahí en virtud de su función, los escondemos o disimulamos (como en el caso del cable eléctrico), y en otras ocasiones simplemente los desahuciamos cuando ya no sirven para la labor que venían desempeñando (como el hilo de pescar enrollado).
Son elementos utilizados por profesiones tan dispares como la de herrero, electricista, pescador o carpintero; un collage de faenas que configura nuestro día a día.
Mi intención ha sido rescatar estos elementos, invocando la magia de la creatividad para, mediante la asociación, hallar una sinergía en un todo único dotado de alma.
Lo discontinuo, lo descompuesto, lo interrumpido, los elementos dispares, pueden originar, sin embargo, una unidad, y al mismo tiempo ofrecer texturas y efectos imposibles en una obra pictórica plana.
Nuestra isla es un collage de culturas, sensaciones, inspiraciones, y como no, tambien de desechos.
Ubicarnos racionalmente en nuestra isla, supone crear una unidad sostenible con todos los elementos que la ocupan, a fin de no deteriorar su intrínseca belleza.
He querido apostar por la autenticidad, sea del ser humano, de Formentera, o de una obra de arte... y qué mejor manera de alcanzarla que con estos elementos que se representan a sí mismos, que apartados de la función que los hace genéricos, se muestran en toda su peculiaridad.
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